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5 de febrero de 2014

PERO, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

Un fortísimo temporal en la dársena de A Coruña. Año 1931 ó 32
Hace unos días se me ocurría señalar en el blog, cuando hablaba de “Hércules” y sus consecuencias, del hecho igualmente llamativo en lo meteorológico que estaba siendo el temporal de nieve que sacudía el este de Estados Unidos.
Pues bien, llevamos más de un mes soportando una serie de borrascas, de un tipo que los expertos han titulado ya desde hace años como “ciclogénesis explosivas”. En otros inviernos han sido una o dos las que nos han atravesado, lo anormal es que éste ya van seis, siete o quizás más y cada vez surgen en periodos más cortos y con la misma e inusitada y aterradora violencia. Tanto, que casi ya nos estamos acostumbrando a ellas, a pesar de las consecuencias tan devastadoras que están teniendo en la costa, incluso con la pérdida de vidas humanas.


Lo que voy a opinar a continuación no es más que eso, una opinión, ni mucho menos la de un experto, pero sí de alguien que mantiene una constante curiosidad por lo que sucede en el mundo que le rodea y, sobre todo, en la Naturaleza. Y eso conlleva preguntarse por qué pasan algunas cosas en ella.
Todos los que tenemos un mínimo conocimiento de meteorología sabemos que las borrascas atlánticas tienen su origen en el Atlántico al sur de Groenlandia. El encuentro del aire caliente que viene del sur gracias al permanente anticiclón de las Azores, en especial el área que tiene contacto con la corriente del Golfo, al chocar con aire frío que se mueve por encima, que llega de latitudes mucho más al norte y que se mueve desde Groenlandia, forma ese torbellino giratorio que llamamos borrasca, o también ciclón.
No es aventurado deducir que este invierno, la agresiva bajada de aire muy frío del ciclón permanente que gira sobre el polo norte (vórtice polar), que ha ocasionado los tremendos temporales de nieve sobre USA, cuando lo ha hecho sobre el Atlántico Norte en esa zona que mencionaba, ha sido la causa de la formación de borrascas intensísimas. Y de la misma forma que siguen sucediéndose los temporales de nieve americanos, siguen encontrándose masas de aire frío, muy frío, sobre el océano, con las masas de aire caliente que suben de latitudes más al sur. La acusada y singular diferencia de temperaturas de ambos bloques de aire, en este invierno, es lo que está ocasionando esas borrascas que crecen con esa característica tan recurrente de “ciclogénesis explosiva”. Borrascas en las que en su centro se produce un descenso fortísimo de presión y, por tanto, de muy rápida formación y que además por esa misma causa se desplazan a gran velocidad en dirección este, hacia el continente europeo.
Mientras continúen esas diferencias tan acusadas entre el aire que baja bruscamente del norte y el aire que sube lentamente del sur, seguiremos teniendo esta situación de borrascas permanentes.


¿Y que pasará esta primavera? Mi razonamiento es que progresivamente el aire que sube del sur será menos cálido, por lo que el choque, cada vez, será menos violento, y las borrascas menos agresivas. Pronto se tenderán a igualar las temperaturas de unas masas de aire con las otras, por lo que creo que tendremos una primavera normal, con pocas borrascas y no muy potentes. Es decir, que lo que estamos sufriendo está sirviendo para que, en términos meteorológicos, las cosas posteriormente mejoren también bastante. Estos años pasados la primavera no ha sido como muy normal, con muy mal tiempo. Y recordemos que los inviernos sin embargo ha sido muy soleados, fuera de lo habitual.
La pregunta es por qué sucede ahora esto tan extraño. Bien, puede que los ciclos de la meteorología conlleven la situación de este invierno. Se dice que borrascas como las que sufrimos siempre han sucedido, lo que es totalmente cierto, no hay más que repasar la literatura que relata catástrofes de otros tiempos en nuestras costas. Pero hay algo -siempre en mi opinión- que escapa a la relativa normalidad de estos fenómenos, y es su frecuencia en este invierno.

Me temo que, tal como señalan los expertos, una de las consecuencias del efecto invernadero que estamos provocando los seres humanos con nuestra tecnología energética, es la de que cada vez los fenómenos meteorológicos sean más extremos. Unos inviernos secos y soleados, u otros con constantes e intensos temporales.


5 comentarios:

  1. Hola Carlos!
    Interesante lo que cuentas, siempre resultan instructivas estas nociones para alguien como yo absolutamente ignorante en asuntos meteorologicos. Aunque no llegue a leer el articulo si me llamo la atención un titular en la prensa que venia a decir algo asi como que los expertos estaban bastante extrañados de lo que esta pasando ultimamente, sobre todo en lo que se refiere a la frecuencia.
    Por cierto, no se si lo has leido el manifiesto de Luis Escobar, esta en el facebook de surfgz: https://www.facebook.com/SurfGZ?hc_location=timeline
    Te queria poner el enlace director al texto pero no me carga.
    Venga, saludos!

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  2. Este verano estuve en Groenlandia remando entre los fiordos y era abismal la diferencia de altura de algún glaciar con respecto a años precedentes....allí es muy palpable los efectos del cambio.climático
    Cojones....si hasta nos bañamos a 20c de temperatura ambiente en un.iceberg!

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    1. En efecto, en los glaciares es donde más se nota, tal como nos explican los expertos. Por cierto, ¡qué envidia me has dado!
      Un abrazo

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  3. Si lo he leído. Son las tonterías de siempre, la falta de conocimientos en cuanto al deporte en general, y a deportes de riesgo en particular. Sigo insistiendo, ¿quién se atreve a prohibirles a los pescadores de caña desde los acantilados su actividad? Y todos los años hay desaparecidos en la costa gallega, por desgracia. Y no sigo hablando de otras especialidades, ciclismo en ruta, espeleología, barranquismo, vuelo con traje de cometa, o cómo se llame, etc, etc.
    Un abrazo

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