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1 de septiembre de 2013

Prólogo NORDKAPP y Capítulo 1º

                     

                                     COMO ME CONVENCIERON PARA UNA LOCURA

            En ocasiones soñamos con hacer un viaje a un país exótico, cuya cultura nos llama la atención, cuyas costumbres son muy diferentes a las nuestras, con paisajes que nos resultan sorprendentes…Y a veces nuestro sueño se cumple.
            Hace unos meses mi cuñado Quim me ha estado entusiasmando con un proyecto que quiere realizar, recorrer el Camino de Santiago. Cuando hablábamos de los detalles se me vino a la cabeza otra historia en la que él también me embarcó hace 21 años y que resultó ser uno de los viajes más interesantes que he realizado.
            Acababa de comprar el Mitsubishi que todavía uso (sí, es cierto que ha durado bastante porque, aunque no está como el primer día, lo esencial aún funciona bien) y terminó convenciéndome de que era la ocasión de probar el coche haciendo un viaje por Europa, hacia el norte, quizás Inglaterra y Escocia, o algo así.
            La verdad es que yo debía también tener muchas ganas, en aquel momento, de hacer un viaje como ese, porque no tardó en convencerme.
            La idea era aprovechar nuestras vacaciones, abandonar a la familia tres semanas, e irnos a hacer kilómetros Europa adelante. Quizás tengo que explicar que, en aquel entonces, Quim era un entusiasta de los rallys de coches, siendo un magnífico piloto de competición y un no menos experto copiloto, con experiencia en numerosas carreras. Por eso a mí me inspiraba confianza hacer este viaje con él, independientemente de que me parecía una persona con la que se podía convivir durante muchas horas seguidas, sin que su compañía llegase a ser insoportable, sino todo lo contrario, aspecto nada menor en semejante aventura.
            Como es lógico hicimos un presupuesto de lo que nos podía costar, teniendo en cuenta de que llevaríamos una tienda de campaña, que trataríamos de abastecernos en los supermercados que fuésemos encontrando por el camino, y de que, en ese momento, el gasoil era relativamente barato en muchos de los países que atravesaríamos. Porque estos eran los tres capítulos de gastos más abultados, obviamente.
            Pero cuando ya faltaban pocas semanas para el inicio del viaje, Quim se puso en contacto conmigo y me propuso otro itinerario. Un amigo suyo, Carlos, suizo afincado en Tenerife y casado con una ciudadana sueca le había hablado muy bien de Estocolmo. Entonces, ¿por qué no íbamos hasta allí?
            Lógicamente mi primera impresión fue la de pensar que mi cuñado se estaba pasando un par de pueblos con su propuesta. Pero luego me entusiasmó con su idea, y yo me contesté a mí mismo: ¿por qué no?
            También era inevitable caer en la cuenta de que, contando solo con tres semanas, nos íbamos a pasar gran parte del viaje conduciendo. Pero la idea cada vez que la examinaba me gustaba más. Suecia se me antojaba algo extraordinariamente exótico, ya que las culturas de los pueblos del Norte siempre me han atraído. Y al fin acepté, porque era una oportunidad que no se podía dejar escapar.
            Cuando partimos Quim me pidió que, como yo era aficionado a escribir, intentase llevar un diario de a bordo para que los detalles del viaje no quedaran en el olvido.
            Pero al final, también me entusiasmé con esta tarea y terminé escribiendo algo mucho más ambicioso. Y lo que escribí, que titulé “NORDKAPP” (Cabo Norte en noruego) y que me atrevo a calificarlo como un “libro de viajes”, es lo que poco a poco os voy a ir poniendo en el blog entre otras entradas. Aunque ya os aviso que no tiene nada que ver con un “surfari”. Puede que os guste, tampoco descarto que os aburra, aunque quizás os sirva de acicate para cumplir con uno de los sueños de cualquier surfista que se precie: descubrir nuevos horizontes.
            También voy a poner fotos que fui sacando durante ese viaje, pero que son de mala calidad, por lo que os pido disculpas. Su valor es el testimonial. También hay otras fotos o grabados de los que no soy autor, pero que ayudan a ilustrar el texto.
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Estocolmo
                         
                             NORDKAPP.1º  - LOS PREPARATIVOS PARA UNA LOCURA

            Traté de ajustar mis pertenencias todo lo posible dentro de la parte trasera del coche, sobre todo porque aún faltaban las que Quim, mi cuñado, añadiría dentro de unas horas, cuando yo lo recogiese en Madrid.
            Repasé con la vista lo que llevaba. Ropa de todo tipo, una vieja tienda de camping de tipo canadiense, una pequeña cocina de gas, un colchón inflable (dormir de camping no tiene porqué ser sinónimo de incomodidad), sacos de dormir, alguna manta, algunos artilugios para comer y cierto número de provisiones. Bien, todo listo.
            Mi vecino, hombre mayor, muy casero y para el que ir al centro de la ciudad es ya un pequeño viaje, no pudo reprimir su curiosidad y me preguntó el objeto de aquellos preparativos, aunque facilitándome la respuesta:"Qué, ¿de camping unos días?"."Sí, me voy de camping a Estocolmo, Suecia", le contesté con la misma expresión de trivialidad con la que él me había hecho la pregunta.
            Su cara perdió la trivialidad y pasó a ser una mezcla de asombro e incredulidad, ante mi afirmación. ¿Sería que yo le estaba tomando el pelo? "¿A dónde?". Supongo que Suecia le sonaba de algo, exótico y lejano.
            Lo sabía. Quizás pequé de optimista y le quise entusiasmar por hallarse presenciando los preparativos de semejante viaje. Algo así como si un astronauta, a punto de partir hacia la Luna, le dijese a su vecino, con falso aire de aburrimiento: "Sí, me lanzan hoy en el Apolo XI..."
            Bueno, el caso es que después de concretar un poco más (solo un poco más) vi que mi optimismo inicial  -lo del astronauta- no estaba justificado y no le di más explicaciones.
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            Eran más o menos las doce del mediodía, cuando giré la llave de contacto y, con cierta solemnidad interior, arranqué el coche por el corto y estrecho camino que va hasta la carretera principal de Balón, Ferrol, España.
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            Días atrás había concretado con Quim, que reside en Canarias, el punto de recogida. Él iniciaría el viaje en avión y yo lo recogería a las 8 de la tarde en el aeropuerto de Barajas-Madrid. Y desde allí, pondríamos rumbo al norte, para comenzar un viaje largo en kilómetros y corto en duración. Sólo disponíamos de veinte a veintidós días para realizarlo.
            A todos se nos hace pesado el conducir durante varias horas. Pero en los días anteriores me había conseguido mentalizar de tal modo con respecto a la característica principal del viaje (Habría que hacer más de 10.000 Km. en tres semanas, aunque luego fueron 13.500), que las casi ocho horas de pesado y caluroso viaje hasta Madrid (era primeros de agosto) se me pasaron con bastante rapidez.
            También hay que tener en cuenta el tipo de vehículo que utilizaríamos, un MITSUBISHI "Montero", largo,  del año 90, casi 100 caballos de potencia, de 140 km./hora de velocidad máxima y 110/120 de crucero (o sea, la relación ideal de velocidad/consumo), gasoil turbo intercooler, y con ciertas comodidades, buena suspensión, aire acondicionado, muy buena insonorización, motor muy suave, servo-freno y servo-dirección y unos asientos bastante anatómicos, realmente cómodos. Unas veinte cassettes de música sería otro de nuestros recursos para distraernos, ya que por Europa adelante no íbamos a pillar "Los Cuarenta Principales"...
            Todo lo demás era pura aventura, ya que ni siquiera teníamos claro lo que haríamos una vez en Estocolmo, a donde al menos había que llegar, ya que un amigo de Quim, Carlos, nos esperaba allí.
            Algo que sí fue necesario programar era el trayecto a seguir. Por razones de economía (de tiempo y dinero) buscamos la ruta mejor para subir hasta la península Escandinava.
            Tuvimos muy claro, tras consultar un buen mapa de viajes, que el recorrido debería ser: entrar en Francia por Hendaya, subiendo por la autopista que nos llevaría directamente a París. Después Bélgica, Holanda (aunque quizás no fuese lo más directo, me apetecía pasar por este hermoso país), Norte de Alemania y, desde allí, atravesar a Dinamarca y, por fin, a Suecia.
                                         

    

2 comentarios:

  1. Que tal Carlos!
    Me ha encantado, ya estoy deseando leer el 2º capitulo...jeje
    Bonitos recuerdos y vivencias, muchas gracias por compartirlas con nosotros. Cuando lei lo de las cintas de casette me estaba acordando del espacio que ocupaban las condenadas en la guantera...
    Lo dicho Carlos, ya nos iras desvelando el resto de aventura, un saludo amigo!

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  2. Lo cierto es queda mucho por desvelar, ja, ja. Espero que te siga gustando.
    Un saludo para tí, Fran.

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