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9 de junio de 2013

Un enemigo aparentemente inofensivo

             La mañana se presenta triste y lluviosa. No hace frío, aunque no es el clima para un 8 de junio. Y como hoy es el día Mundial de los Océanos lo celebramos en la playa con una jornada de limpieza.
            Pero estoy preocupado. En otras jornadas fue todo mucho más fácil. Nos habíamos limitado a recoger los residuos más llamativos, bidones, redes, incluso trozos de madera. Grave error. No es eso lo más preocupante. Me lo explicó Jesús Busto, uno de los promotores. El problema son esos pequeños pedazos de plástico, restos fragmentados de otros mayores, que apenas se ven, pero que son los que van a provocar el daño más grave, que no es el estético, desde luego, tal como hace años nos creíamos.


            Todo el plástico flota y en este momento son miles de millones los restos que van siendo arrojados al mar cada día, por cientos de causas diferentes. Y, ¿a dónde van? Siempre pensamos que terminaban en alguna orilla, en alguna playa, y que allí se recogían, o al menos se quedaban, y aunque podemos ver que así es, solo se trata de una mínima parte. El resto vaga por los océanos y se han terminado agrupando en lo que ahora ya se conoce, cinco grandes islas flotantes en diversos mares del planeta. La más gigantesca es la que flota en medio del Pacífico, una masa superficial formada por corrientes circulares, del tamaño de dos a tres veces la de España, a unos 1.000 kilómetros de Hawai y a la que ya se le ha dado un nombre que a mí me suena aterrador: el séptimo continente.


Los temporales en invierno expulsan a la playa una pequeña parte de lo que vaga por los océanos
            El plástico no se degrada, lo más que podemos esperar es que, por acción de los rayos ultravioletas y de la oxidación, se vaya rompiendo en pedazos que serán cada vez más pequeños, hasta llegar a ser microscópicos, pero no menos letales. Letales, ¿para quién? ¿Quién se puede asustar de un minúsculo trozo de plástico de colorines? Por desgracia, en el pecado llevaremos la penitencia. Esos trozos terminarán siendo ingeridos por pequeños animales marinos, que a su vez serán comidos por otros, y estos por otros…: o sea la cadena trófica, al final de la cual estamos nosotros, ya lo sabéis.


Observad los palillos de los oídos y las microbolitas de polietileno, la materia prima del plástico. Esto ya forma lo que se denomina "sopa de plástico"
         Y, ¿qué habrá pasado con esos “pedacitos de plástico inofensivo”? Pues que habrán terminado impregnando con sus componentes químicos tóxicos las vísceras y la carne de esos peces que, finalmente, llegan a nuestro organismo como alimento. Lo mismo que sucede con el mercurio, otro metal que por la misma vía, poco a poco, va entrando en nuestros cuerpos sin poder evitarlo, para quedarse definitivamente. En resumen, algo comparable a una epidemia paulatinamente letal para toda la humanidad, o peor, para todos los seres vivos. Ni nuestro peor enemigo habría inventado algo más diabólico. Pero nuestro modo de vida, en el que el plástico tiene soluciones para todo, es el culpable, y nosotros somos los responsables…
         Os pongo unas fotos que saqué hace un par de meses de los residuos de la playa. En ellas vemos estos pequeños restos, y que su propia presencia es una denuncia de lo que está pasando. Es curioso observar que en las fotos sacadas en Doniños el volumen de residuos es considerable y ello es constante. La razón es que esta playa está en un embudo geográfico, formado por el Golfo Ártabro, en el que viven más de medio millón de personas. Y esa masa de población humana termina provocando que sus desechos plásticos vayan llegando, de una forma u otra, al mar. Luego, los vientos dominantes los trasladan de un lado al otro, y se detienen en los rincones de la costa en los que quedan atrapados.

Pantín, impoluta

            Sin embargo, en la playa de Pantín, podemos ver como la arena está inmaculadamente limpia, aunque es cierto que es barrida casi totalmente por los temporales frecuentes que la azotan. Pero habría rincones en los que se alojarían esos residuos. Y no es así. Simplemente la contaminación es mayor en las áreas urbanas, como cabe esperar.



            Contaminamos con costumbres muy curiosas. Por ejemplo, todos usamos los llamados bastoncillos para los oídos. Pues bien, os puedo asegurar que en la playa de Doniños posiblemente haya millones de ellos. La razón es que tenemos el hábito de tirarlos por el retrete, con lo que llegan, ineludiblemente, al mar.
            Otro extraño residuo que ya hace muchos años me llamó la atención al detectarlo en la arena son unas minúsculas bolitas de plástico incoloro. No sabía que significaban. Ahora sí. Son bolas de polietileno, y es la materia prima que se usa para la fabricación de todos los plásticos. Y debido a su pequeño tamaño y a la falta de cuidado en su embalaje escapan de sus envases con frecuencia y van también…como no, al mar.

Alcatraces


Alcatraz en la playa de Matalascañas (Huelva)
Luego hay residuos que despiertan especial curiosidad. El extraño tubo de la foto invadió, con cientos de unidades, hace poco, las playas de esta zona. En un viaje que hice a Huelva me sorprendió encontrarlo también en aquellas playas. Después averigüé que se trataban de “alcatraces”, utilizados como nasas para la pesca del pulpo. Esto nos da otra pista de dónde proviene la contaminación. En los barcos no hay el debido cuidado y el respeto a las leyes, que prohíben echar residuos y basura al mar.
            De todas formas todo esto no es más que la punta del iceberg de un problema que se nos viene encima a los habitantes de este planeta y cuya solución de momento es inexistente.
            Pero algún día habrá que encontrarla, no nos queda más remedio.



     

2 comentarios:

  1. Hola Carlos!
    Interesante y tristemente didactica esta entrada. No tenia ni idea del porque esa diferencia entre Doniños y Pantín, pero ya que lo mencionas, si recuerdo que en las ocasiones que fui si llama la atención su limpieza. Lo de los palillos, añadiria que ademas de no tirarlos al retrete tampoco es que sea muy recomendable su uso, al menos eso me dijo el medico.
    Creo que la gente poco a poco se va concienciando, en todo caso, todavia nos falta mucho...
    Un saludo y buena semana!

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  2. Después de escribir sobre esto en el blog, me sentí un poco mal por el tono catastrofista, que no quiero amargarle el día a nadie. Es un problema más, como los muchos que hay planteados en el medioambiente. Y como tal hay que empezar a plantarle cara. La primera cosa, ir eliminando las bolsas de un solo uso, las típicas del super de toda la vida. Controlar los deshechos del plástico. Y que la ciencia encuentre un plástico biodegradable. ¡Ahí es nada! Son cosas muy complicadas sobre todo por el desarrollo del tercer mundo. Pero seamos optimistas y pensemos en cosas positivas.
    Un saludo y mucho surf

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